¡Hola!
A pesar de estos calores, que casi no dejan a una ni concentrarse, busco un momentito (al frescor del hogar), para compartir con ustedes la historia de nuestra mermelada de tomate y albahaca; y es que, no sé si lo saben, pero ahora están de temporada, así que aproveché para ir a visitar la finca de Aitor, y llevarme unas cajas de tomates bien hermosos.
Aitor y su familia tienen una finca estupenda en Tegueste (Tenerife), muy cerquita de donde fabricamos nuestras mermeladas. No sólo cultivan tomates, también tienen papas, calabazas, habichuelas, calabacines, pimientos y berenjenas. También, en otra pequeña explotación en Tejina, tienen papayas, cebollas y más papas. Conocimos a Aitor, que es Ingeniero Agrícola, a través de un amigo común. Fuimos a verle y, en cuanto nos explicó con todo el amor que es posible por su profesión, cómo trabajan sus productos, nos convenció.
Sólo utilizan productos compatibles con depredadores (azufre, cobre…), que también están autorizados en ecológicos. En sus invernaderos, tienen un depósito, que recoge el drenaje y lo devuelve al depósito principal. Además (me contó ayer Aitor) están experimentando con los tés de compost. Ahora acababan de cubrir las telas del invernadero con «Blanco de España», un material que consigue oscurecer el interior, y lo protege de la claridad y el fuerte sol del verano. Vamos, que hacen virguerias para que sus frutas y verduras sean lo más orgánicos posibles.
Los tomates, que es a lo que íbamos, los tiene de dos tipos: la variedad Virgilio, más dulce y carnoso, y la variedad Roque, que es algo más duro, idóneo para ensaladas.
Aitor Andrés López González vende sus productos en Mercatenerife. Ténganlo en cuenta si están buscando un buen proveedor de verduras en Tenerife. Yo, desde luego, estoy contentísima. La mermelada de tomate y albahaca no sería lo mismo sin el toque de esta familia.